
EFESIOS: EL LLAMAMIENTO A LOS SANTOS
La EpÃstola a los Efesios es, en muchos sentidos, la gloria que corona el Nuevo Testamento, pero tal vez no debiera llamarse a esta epÃstola "Efesios porque no sabemos en realidad a quien fue escrita. No hay duda de que los cristianos que se encontraban en Efeso estaban entre los receptores de esta epÃstola, pero debió de haber además otros. En muchos de los manuscritos griegos originales hay un espacio en blanco donde la traducción inglesa del Rey Jaime ha colocado la palabra "en Efeso, sencillamente una lÃnea donde aparentemente se podÃa rellenar los nombres de otros receptores. Por eso es por lo que la versión "Revised Standard Version en inglés no dice: "a los santos de Efeso sino sencillamente "a los santos que también son fieles en Cristo Jesús...
En la epÃstola de Pablo a los Colosenses se hace referencia a una epÃstola que les escribió a los laodicenses. Nuestra Biblia no incluye esa epÃstola llamada "Una EpÃstola a los Laodicenses, pero muchos tienen la impresión de que es la misma que llamamos "La EpÃstola a los Efesios. El motivo es que el Apocalipsis de Juan (el último libro de la Biblia) comienza con cartas escritas a las siete iglesias de Asia, siendo la primera la de Efeso y la última la de Laodicea.
Estas ciudades se encontraban agrupadas mas o menos en una especie de cÃrculo en Asia Menor y es evidente que era la costumbre que cualquiera que escribiese a una de las iglesias hiciese que la epÃstola se enviase al mismo tiempo a las otras y en orden, continuando el cÃrculo hasta que llegaba por fin a la iglesia de Laodicea. Esto puede explicar lo que de lo contrario podrÃa parecer una epÃstola perdida del apóstol Pablo a los laodicenses. Sea como fuere, esta epÃstola expone, de una manera maravillosa, lo que ningún otro libro del Nuevo Testamento describe de un modo tan completo, la naturaleza del cuerpo de Cristo, la verdadera Iglesia.
Las primeras cuatro epÃstolas del Nuevo Testamento: Romanos, Primera y Segunda de Corintios y Gálatas, son el desarrollo de la frase "Cristo en vosotros, enseñándonos lo que la vida de Cristo morando en nosotros tenÃa el propósito de llevar a cabo. Pero comenzando por la epÃstola a la iglesia de Efeso, debemos de aprender y entender lo que significa para nosotros estar en Cristo y compartir la vida del cuerpo del Señor Jesucristo, "vosotros en Cristo. He aquà el gran tema de esta epÃstola, el creyente en Cristo o la naturaleza de la Iglesia. El versÃculo tres del primer capÃtulo es, en muchos sentidos, el tema de la epÃstola, siendo la clave: en Cristo:
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales."
Hay muchos que interpretan la frase "los lugares celestiales, que aparece varias veces en esta epÃstola, como una referencia al cielo después de morir, pero si hacemos eso, nos perderemos todo el significado de la epÃstola de Pablo. Aunque es cierto que habla acerca de ir un dÃa al cielo, se refiere principalmente a la vida que vivimos actualmente porque los lugares celestiales no están en algún lugar distante del espacio, en algún planeta o estrella, sino que pertenece al ámbito de la realidad invisible en el que vive actualmente el cristiano, en contacto con Dios y en conflicto con el demonio en el que nos vemos envueltos a diario.
Los lugares celestiales son el lugar que ocupa el poder y de la gloria de Cristo. En el capÃtulo dos, versÃculo seis se nos dice:
"Y juntamente con Cristo Jesús nos resucitó [Dios] y nos hizo sentar en los lugares celestiales."
Pero en el capÃtulo tres nos enteramos de que también está ahà la central de los principados y potestades del mal:
"...para que por medio de la iglesia la inconmensurable sabidurÃa de Dios pueda darse a conocer a los principados y poderes en los lugares celestiales."
El conflicto que se desencadena se menciona en el capÃtulo seis:
"Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernadores de estas tinieblas, contra espÃritus de maldad en los lugares celestiales."
Asà que, como vemos, ésta no es ni mucho menos una referencia al cielo, sino a la tierra. Es el ámbito invisible de la tierra, no se refiere, pues, a lo que podemos ver, oÃr, probar o sentir, sino a ese reino espiritual que nos rodea por todas partes, y que nos afecta e influencia constantemente, ya sea para bien o para mal, dependiendo de nuestra decisión voluntaria y de nuestra relación con estos poderes invisibles. Esos son los lugares celestiales. En este ámbito, en el que vivimos todos nosotros, el apóstol declara que Dios ya nos ha bendecido con toda bendición espiritual. Es decir, ya nos ha dado todo cuanto precisamos para vivir nuestras circunstancias y relaciones actuales. Pedro dice lo mismo en su segunda epÃstola: "su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad.... (2ª Ped. 1:3)
Eso quiere decir que cuando usted recibe a Jesucristo como su Señor, ya ha recibido usted todo lo que Dios tenÃa la intención de darle. ¿No es eso asombroso? El más débil de los creyentes tiene en su poder todo lo que posee el más poderoso de los santos de Dios. Ya lo tenemos todo, porque tenemos a Cristo, y en él se hallan cada una de las bendiciones espirituales y todo lo relacionado con la vida y la santidad. Por lo tanto, tenemos todo lo que precisamos para vivir la vida tal y como Dios se propuso que fuese. Teniendo este hecho en cuenta, cualquier fracaso no es debido a que carezcamos de nada, sino a que no nos hemos apropiado de lo que ya es nuestro.
Esto elimina, como es lógico, cualquier fundamento en cuanto a la noción de una "segunda bendición o una tercera o cuarta. Todo está aquà ahora. Habrá bendición tras bendición al recibirla usted, una por una y momento tras momento. Ese es el significado del himno "Jesús descanso, descanso en ti recibiendo cada momento de él todo cuanto él es, descansando en su poder y su vida.
El apóstol desarrolla el tema de esta epÃstola valiéndose de seis maravillosos tropos de dicción, mediante los cuales aprendemos que la Iglesia es todo el cuerpo de Cristo, pero me encuentro con que al enfocar el tema desde ese ángulo, a las personas les resulta difÃcil captar el significado de la verdad de esta epÃstola. Todos tenemos tendencia a considerarnos un tanto alejados de la Iglesia y de vez en cuando me viene alguien a decirme: "La Iglesia deberÃa hacer tal o cual cosa. A lo que les respondo: "Usted es la Iglesia, hágalo. El hecho de que sean la Iglesia parece dejarles bastante sorprendidos. Alguien me comentó no hace mucho: "La Iglesia deberÃa ser más amistosa y le respondÃ: "está bien, usted y yo somos la Iglesia, seamos más amigables.
La Iglesia es las personas y cada uno de los creyentes es un miembro del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, por lo que yo preferirÃa estudiar esta epÃstola no usando la palabra "iglesia, sino "cristiano porque cada creyente es una pequeña réplica de toda la Iglesia. Si entendemos que Dios vive en la Iglesia veremos que también vive dentro de cada uno de los creyentes. Cada uno de nosotros, como creyentes en Jesucristo, somos un microcosmo de todo un cuerpo y, por lo tanto, podemos estudiar toda esta epÃstola relacionando lo que dice Pablo no a la Iglesia, sino a cada uno de nosotros, como creyentes a nivel individual.
En el primer tropo, el apóstol se refiere a la Iglesia como un cuerpo:
"Aun todas las cosas las sometió Dios bajo sus pies y le puso a él por cabeza sobre todas las cosas para la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo. (1:22-23) El primer capÃtulo trata por entero acerca de la maravilla y lo asombroso de que nosotros que somos seres humanos normales y corrientes, poseÃdos por el pecado, hayamos sido llamados por Dios de una manera totalmente asombrosa, incluso antes de la fundación del mundo, para ser miembros de ese cuerpo y esta es una tremenda declaración. El apóstol Pablo no llegó nunca a superar el asombro que sentÃa por el hecho de que él, un hombre patizambo, calvo y despreciado por muchos, hasta considerado con desdén en muchos cÃrculos era, sin embargo, miembro del Cuerpo de Jesucristo y habÃa sido llamado por Dios antes de la fundación del mundo, habiendo recibido tremendas bendiciones que le permitieron estar capacitado para afrontar cualquier cosa que le exigiese la vida y eso es, precisamente, lo que significa pertenecer al Cuerpo de Cristo.
¿Pero cuál es el propósito del Cuerpo? Es ser "la plenitud de aquel que todo lo llena en todo. En otras palabras, es la expresión de la cabeza y para eso sirve su cuerpo, ya que su propósito es expresar y llevar a cabo los deseos de la cabeza. La única ocasión en que un cuerpo humano sano no lo hace es cuando algún centro nervioso secundario recibe un estÃmulo artificial.
Por ejemplo, usted sabe que si se golpea la rodilla con un martillo en el lugar indicado, su pierna saltará en el aire sin que usted ni siquiera lo desee. Aunque usted decida no dar una patada en el aire, su pierna seguirá reaccionando. Yo me pregunto en ocasiones si una parte de la actividad de la Iglesia puede atribuirse a una especie de movimiento reflejo, haciendo que el cuerpo actúe por sà solo sin ser dirigido por la cabeza. Sea como fuere, la función del cuerpo es expresar "la plenitud de aquel que todo lo llena en todo. ¡Qué frase tan impresionante! ¿Piensa usted alguna vez acerca de sà mismo en ese sentido? ¿Se atreve usted a considerarse de la misma manera que Dios piensa en usted, como un cuerpo que ha de llenarse por completo y que ha de inundarse con la presencia de Dios mismo?
Pablo se refiere a continuación a la Iglesia como un templo:
"En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo hasta ser el templo santo en el Señor. En él también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el EspÃritu." (2:21, 22)
Aquà tenemos un templo santo. Una de las cosas más impresionantes que están sucediendo hoy en dÃa en el mundo es el crecimiento de este edificio que Dios ha estado erigiendo a lo largo de los siglos. Cuando todos los productos inservibles de la empresa humana se hayan desmoronado, convirtiéndose en polvo, cuando todas las instituciones y organizaciones que creamos haga mucho que han quedado olvidadas, el templo que está edificando Dios se convertirá en el punto central de la atención a lo largo de la eternidad y es exactamente lo que da a entender este pasaje. Además, él lo está edificando ahora, usando bloques de construcción humanos, dándoles forma, creando los bordes, lijándolos y preparándolos tal y como él desea, poniendo a seres humanos en este templo donde quiere que estén.
¿Por qué? ¿Cuál es el propósito para usted y para todo el templo? Es tal y como dice Pablo, ser la residencia de Dios, su morada. Eso prevé e incluye todo cuanto entendemos por la palabra "hogar. Cuando mi familia y yo regresamos de un largo viaje, tan pronto como llegamos a casa, nos quitamos los abrigos, nos estiramos y nos ponemos cómodos y todos comentamos lo a gusto que se está en casa.
¿Pero qué es lo que hay en nuestra casa que hace que nos sintamos de ese modo? ¿No es el hecho de que al estar en casa podemos relajarnos y comportarnos tal y como somos? Eso tampoco quiere decir que cuando no estamos en casa somos otra cosa que no sea nosotros mismos, pero sà es cierto que nos vemos un tanto limitados, mientras que en casa podemos ser lo que queramos, relajándonos y actuar con naturalidad. Para eso es para lo que Dios está edificando la Iglesia, para que sea un lugar donde podamos ser lo que él quiere ser en cada uno de nosotros, completamente relajados y todo cuanto él es en usted y en mi. Es por eso por lo que él le está llamando y edificándole.
El tercer capÃtulo introduce el tercer tropo. En él aprendemos que la Iglesia es un misterio, un secreto sagrado:
"A mÃ, que soy menos que el menor de todos los santos, me ha sido conferida esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo y para aclarar a todos cuál es la administración del misterio que desde la eternidad habÃa estado escondido en Dios, quien creó todas las cosas. Todo esto es para que ahora sea dada a conocer, por medio de la iglesia, la multiforme sabidurÃa de Dios a los principados y las autoridades en los lugares celestiales." (3:8-10)
Estas son maravillosas insinuaciones, en el sentido de que Dios ha tenido algunos planes secretos que ha estado poniendo en práctica a lo largo de los siglos, que nunca ha revelado a nadie, pero tiene una gran meta y un propósito en mente que tiene la intención de cumplir y el instrumento del cual se está valiendo para hacerlo es la Iglesia. Esto es algo que nunca podremos entender totalmente, pero implica la enseñanza de todo el universo. Pablo está diciendo que por medio de la Iglesia la multiforme sabidurÃa de Dios, los muy diversos aspectos y facetas de su sabidurÃa, serán ahora dadas a conocer a todos los principados y autoridades que habitan en los lugares celestiales, el ámbito invisible de la realidad de cualquier y de todas partes, a lo largo de todos los tiempos, siendo la enseñanza del universo el propósito del misterio.
En el capÃtulo cuatro, el apóstol usa otro tropo más:
"y vestios del nuevo hombre, que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad." (4:24)
La Iglesia es el nuevo hombre porque cada cristiano es un nuevo hombre y esto enlaza con las palabras de Pablo en 2ª Corintios:
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquà todas son hechas nuevas." (2ª Cor. 5:17)
La creación actual, que empezó al principio de los cielos y la tierra, hace ya mucho que han quedado anticuadas y están a punto de pasar. El mundo con toda su riqueza y su sabidurÃa pertenece a lo que está pasando, pero gradualmente, durante el curso de los siglos, Dios ha estado creando una nueva generación, una nueva raza de personas, una nueva clase de hombre que el mundo no ha visto nunca antes, mejor que Adán. En Romanos se nos dice que ¡todo cuanto perdimos en Adán lo hemos recuperado en Cristo con creces! (Rom. 5:17) y aquà se nos revela una raza de personas como las que el mundo jamás ha soñado.
El apóstol Pablo nos dice además en Romanos que toda la creación está de puntillas (ese es el significado literal), estirando el cuello para ver la manifestación de los hijos de Dios, el dÃa en que será quitado el velo y contemplaremos la nueva creación (Rom. 8:19) Pero recuerde, esa nueva creación está siendo creada ahora mismo y a usted le está siendo extendida la invitación de revestirse de ese nuevo hombre, momento tras momento, dÃa tras dÃa, a fin de que pueda usted enfrentarse con las presiones y los problemas de la vida en el mundo actual.
Por eso es por lo que está aquà la Iglesia, que es un nuevo hombre y el propósito del nuevo hombre es llevar a cabo un nuevo ministerio. En este mismo capÃtulo de Efesios leemos:
"Sin embargo, a cada uno de nosotros le ha sido conferida la gracia conforme a la medida de la dádiva de Cristo." (Efe. 4:7)
A este nuevo hombre, en cada uno de nosotros, le ha sido conferida una dádiva que nunca tuvimos antes de ser cristianos. Nuestra labor, el motivo de nuestra existencia, la razón por la que Jesucristo nos colocó aquà en la tierra y nos dejó aquÃ, es para que pudiésemos descubrir y poner en práctica ese don y yo no sé de nada más importante que esto. El motivo por el que la Iglesia se ha debilitado y ha tropezado, ha fracasado y ha perdido, es que los cristianos han perdido esta gran verdad que cada uno de nosotros recibe directamente del Señor. Eso nos incluye a todos los que conocemos a Jesucristo, desde el más pequeño hasta el más anciano. El Señor resucitado le ha concedido un don a usted, de la misma manera que el hombre de la parábola dio los talentos a cada uno de sus siervos, confiándoles su propiedad hasta su regreso. Y cuando él vuelva, su juicio se basará en lo que hizo usted con el don que él le dio a usted, que es el ejercicio del nuevo hombre.
El capÃtulo cinco presenta otro tropo más acerca de la Iglesia y nos enteramos en él de que la Iglesia es la esposa:
"Esposos, amad a vuestras esposas, asà como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sà mismo por ella, a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra, para presentársela a sà mismo, una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea santa y sin falta." (5:25-27)
Y a continuación cita las palabras de Dios en Génesis:
"Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Grande es este misterio, pero lo digo respecto de Cristo y de la iglesia." (5:31-32)
La Iglesia es una esposa y ha de ser una esposa para el gozo del esposo. Pablo dice que la intención que tiene Cristo al preparar a la Iglesia como una esposa es presentársela a sà mismo. ¿No es eso lo que desea todo esposo, que la esposa le pertenezca? Puede que durante la primera época del noviazgo ella salga con otros hombres, pero cuando se hacen novios ella está prometida, comprometiéndose a ser suya y los dos están esperando el dÃa cuando eso se pueda convertir en una realidad. Por fin llega el dÃa cuando se encuentran ante el altar para contraer matrimonio y se prometen amor, honor y cuidado el uno al otro hasta que la muerte les separe. Desde ese momento se pertenecen el uno al otro, ella le pertenece a él y él le pertenece a ella, para el gozo mutuo durante toda la vida juntos. Esa es una imagen tanto de la Iglesia como del cristiano. El cristiano ha de ser la esposa de Cristo, para el gozo del Señor. ¿Se considera usted alguna vez de ese modo? Ese concepto me ayudó a revolucionar mi propia vida devocional cuando me di cuenta, de repente, de que el Señor Jesús esperaba con anhelo el tiempo en que habrÃamos de estar juntos y que si me lo perdÃa, él se sentirÃa decepcionado. Fui consciente de que no solo estaba yo recibiendo de él, sino que él estaba recibiendo de mi, y que él me deseaba y me anhelaba. Cuando me reunà con el Señor a partir de entonces fue con un nuevo sentido de su amor y de que se deleitaba en el tiempo que pasábamos juntos en comunión.
La última imagen de la Iglesia en esta epÃstola es la de un soldado:
"Por esta causa, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el dÃa malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes." (6:13)
¿Cuál es el cometido de un soldado? El luchar en las batallas y es precisamente lo que está haciendo Dios en nosotros en estos momentos. Nos ha concedido el gran privilegio de ser el campo de batalla en el que se ganan sus grandes victorias.
Esa es la esencia de la historia de Job. Ese hombre tan extraordinario fue abatido, por una serie de tragedias. En un solo dÃa perdió sus posesiones una por una. Finalmente perdió a toda su familia, excepto a su esposa. No podÃa entender lo que estaba pasando, pero Dios habÃa escogido a Job para ser el campo de batalla en el que tuvo lugar el conflicto con Satanás.
Dios permitió a Satanás llegar al lÃmite máximo, afligiendo a Job incluso en su cuerpo fÃsico, permitiendo además que su mente estuviese angustiada, sin poder entender lo que estaba sucediendo, pero cuando hubo concluido la batalla Dios bendijo grandemente a Job y le ha usado con poder, para enseñar al pueblo de Dios a lo largo de los siglos que las pruebas y las dificultades no son solo para la persona que las padece, sino que son un medio del cual se vale Dios para obtener poderosas victorias contra los poderes invisibles y nosotros hemos sido llamado a ser soldados, que hemos aprendido cómo luchar.
Juan escribe en su primera epÃstola a sus jóvenes amigos cristianos diciendo:
"Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno." (Iª Juan 2:14)
Es decir, habéis aprendido cómo luchar, cómo seguir adelante, cómo deshaceros de las confusas limitaciones del mundo, cómo no dejaros arrastrar por la época en la que vivÃs y a ir contra la corriente, en contra de ella incluso, glorificando grandemente a Dios al hacerlo.
A mi me encanta la historia de Daniel que, siendo adolescente, se encontró prisionero en un paÃs extranjero. Se vio expuesto a un ambiente pagano y tuvo que luchar la batalla dÃa tras dÃa, reconociendo una vez tras otra la fidelidad de Dios para guardarle cuando todo se ponÃa en su contra. Las presiones que ejercieron sobre él fueron casi increÃbles, pero Daniel y sus amigos se enfrentaron repetidamente con las pruebas y obtuvieron la victoria sobre las batallas en las que se vieron envueltos.
Hacia el final del libro le fue enviado a Daniel un visitante, el ángel Miguel, que le contó algunas cosas impresionantes. A Daniel se le permitió ver a lo lejos, saltando por encima de los siglos, hasta nuestros dÃas. Pero a pesar de ello, cuando se le apareció el ángel, Daniel se sintió grandemente turbado, cayendo sobre su rostro, temblándole las rodillas, atemorizado y asustado de aquel visitante celestial. Pero el ángel le dijo: "Daniel, hombre muy amado...no temas. (Dan. 10:11-12) ¿Por qué era amado? Por ser un fiel soldado. Este es el privilegio al que Dios nos está llamando a nosotros en este dÃa de inquietud y de aflicción mundial. Dios nos está llamando a que seamos soldados, a que sigamos en los pasos de aquellos que han salido victoriosos de la batalla antes de nosotros, habiendo sido fieles, de ser necesario, hasta la muerte. Ese es el privilegio de aquellos que son llamados y capacitados con toda bendición espiritual, para que haya un cuerpo, un templo, un misterio, un nuevo hombre, una esposa y un soldado para Jesucristo. ¡Ese es todo un llamamiento!
Por lo tanto, la exhortación de esta epÃstola aparece en un solo versÃculo, en el que Pablo dice:
"Por eso yo, prisionero en el Señor [escribiendo esta epÃstola desde la cárcel] os exhorto a que andéis como es digno del llamamiento con que fuisteis llamados." (4:1)
No pierda usted de vista lo que está haciendo Dios. El mundo no lo puede ver y no tiene ni idea de lo que está sucediendo, pero usted lo sabe y lo está viendo, asà que no se desanime.
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